Canción de la noche sola
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo
Fue mía una noche, locamente mía:
me queman los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío;
la corriente pasa pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastío:
somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en ceniza.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano.
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡Acaso prefiere no volverte a ver!.
José Angel Buesa
Poeta cubano 1910-1982
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo
Fue mía una noche, locamente mía:
me queman los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío;
la corriente pasa pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastío:
somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en ceniza.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano.
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡Acaso prefiere no volverte a ver!.
José Angel Buesa
Poeta cubano 1910-1982