Un hombre tiene que ir en avión y está terminantemente prohibido llevar animales, pero como no puede dejar sólo a su canario, se lo mete en el bolsillo del pantalón. El tio se queda dormido, y como el bolsillo tiene un agujero, al cabo de un rato el canario asoma por la bragueta.
Unas monjas que estaban en el asiento contiguo le despiertan asustadísimas y le dicen:
- Señor, señor, no entendemos mucho de esto, pero creemos que se le ha roto un huevo.
- Mariano, parece que quieres más al perro que a mí.
- Que no, tonta, que os quiero igual.